29 de diciembre de 2008

Recomendado - El Niño con el Pijama de Rayas

El Niño con el Pijama de Rayas (la película) se estrena en Colombia el 19 de enero de este año. Una historia oscura y profundamente retadora, especialmente en los tiempos de guerra que vivimos hoy (hemos vivido siempre?) en nuestro país.

Es la historia de Bruno, el pequeño hijo de un alto oficial Nazi cuyo padre es trasladado desde Berlín a una casa en medio de la nada con el fin de tomar las riendas de un campo de concentración. La crueldad e insensatez de la guerra es vista a través de los ojos de un niño. Nada más desgarrador. Nada más apropiado para ayudarnos a confrontar nuestros propios demonios. Excelente fotografía y ambientación, muy buenas actuaciones, inevitable soltar una que otra lágrima (o no parar de llorar, dependiendo de la sensibilidad de cada quién). Vale la pena seguir con especial atención, aparte de la historia central, la evolución de la madre de Bruno, interpretada por la bellísima Vera Farmiga. Un ama de casa común y corriente, esposa, madre. Su encuentro paulatino con la barbarie de la guerra es una obligada referencia. Su visión tal vez se asemeje más de lo que quisieramos a nuestra propia visión del conflicto en Colombia: Algo casi lejano, música de fondo. Pero todo eso cambiará.


El trailer...



...y una pequeña reflexión. Después de ver la película es inevitable llenarse de preguntas.


- ¿Qué tan factible es seguir haciendo la vista gorda ante la injusticia y los atropellos cometidos en nuestro país? ¿Será posible que mi indolencia y mi indiferencia estén colaborando activamente al recrudecimiento de la guerra en nuestro país?


- ¿Qué tan cierto es eso de que "A mi la guerra no me ha tocado de frente, y espero que nunca me toque"?


- ¿Qué tan posible es seguir cuidando estrictamente de lo mío, sin importar lo que le ocurre a los demás, y esperar que las cosas mejoren?

- ¿Será justificable el sostener que el asesinato de un inocente es un "error" de la política de seguridad democrática, pero que esos "errores" son asumibles en aras de la construcción de un país mejor? ¿Hemos pensado lo que deben sentir las familias de esos "errores"?

Quienes un día salimos a marchar en contra de las Farc, señalándolos explícitamente como uno de los responsables de nuestra tragedia, estamos perdiendo la legitimidad adquirida por el apoyo popular si no somos capaces de levantar la voz contra todos los tipos de injusticia en Colombia, vengan de donde vengan. El denunciar a las Farc no implicó en su momento (ni lo implica ahora) ser paramilitar o Uribista. Ni siquiera implica tener convicciones políticas de derecha. Simplemente fue denunciar la barbarie de un grupo que se escuda en un carácter político inexistente.

Bajo esta misma lógica, el denunciar los desmanes del gobierno o las actuaciones de grupos paramilitares aún existentes no debe implicar apoyar a la guerrilla. Todo lo contrario. Es nuestra responsabilidad. Es absolutamente necesario no enceguecernos con la visión de un país mejor, ni buscarlo cueste lo que cueste. Es la única manera de mantener legítima nuestra lucha que, a mi modo de ver, es la lucha por el respeto a la vida y a la dignidad.

Y para quienes aún no han dicho nada, sobre lo uno o lo otro (que al final es lo mismo), nunca es tarde para comenzar.

Que disfruten la película.

23 de diciembre de 2008

Sobre la Liberación de Alan Jara y los otros 5 Secuestrados Anunciada por Las Farc

El presidente Álvaro Uribe califica el anuncio de la liberación de los secuestrados como una celada preparada por las Farc en unión con una dirigente política (léase Piedad Córdoba). Acusa a las Farc de querer hacer un show mediático para intentar abrirse un espacio político. Y tiene toda la razón. Nada más contradictorio que anunciar la liberación de seis secuestrados el día en que secuestran otros 10. Nada más descarado que pedir el establecimiento de una ley de canje permanente, buscando legitimar el secuestro como una práctica de presión política. Nada más lejos de una voluntad de paz que el actuar de este grupo de salvajes.

Sin embargo, evitando seguir centrando la discusión en las Farc, grupo de delincuentes cuyos objetivos son ampliamente conocidos por todos, quisiera abrir una reflexión hacia nosotros mismos. Hemos tolerado que nuestro gobierno viole el territorio de un país vecino para matar a Raúl Reyes (algunos incluso han salido a celebrarlo a la plaza de Bolívar con un muñeco del guerrillero abatido colgado en una horca). Hemos aceptado que se utilicen engañosamente los símbolos de la Cruz Roja en una operación militar para liberar secuestrados, violando las normas éticas de la guerra mundialmente reconocidas. Hemos entregado millonarias recompensas a delincuentes por el simple hecho de dejar de delinquir (uno de ellos entregó la mano cercenada de su jefe para probar su arrepentimiento y su bondad), mientras millones de colombianos trabajadores y honestos no ganan ni para mantener a sus familias(más de 18 millones de colombianos son oficialmente pobres, 6 millones de ellos certificados en la indigencia). Hemos guardado silencio ante el asesinato de un indígena a manos de la fuerza pública, calificándolo como un “error”. La “seguridad democrática” que hemos obtenido tiene este tipo de fallas; convierte un asesinato en un simple “error”. Pero es necesario tolerarlas en aras del bienestar general.

Hemos vendido todos nuestros principios buscando construir un país más seguro (no necesariamente un país mejor). ¿Por qué entonces es tan inaceptable aguantarnos un show político más, si como resultado vamos a obtener la liberación de 6 colombianos? ¿Va en contra de nuestros principios? ¿Cuáles principios?

http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo101370-liberar-tambien-rescatar

22 de diciembre de 2008

Saludo de Navidad

Queridos amigos de nomasfarc,

Se acerca la navidad, se acaba el año. Comienzan los análisis, las evaluaciones del año bisiesto que nos deja y los propósitos para el que entra. Algunos ya empezamos a celebrar sintiendo que tal vez este año fue especial, que hicimos cosas que jamás imaginamos que podríamos, e incluso algunos llegan a sentirse orgullosos de todo ello. Vemos fotos de Oscar Morales, la cara visible del No Mas Farc, nuestro famoso Don Juan costeño, en todos los medios siendo reconocido como uno de los personajes del año y nos preguntamos, ¿qué fue lo que en realidad pasó este 2008?

Personalmente, comencé el año indignado frente a la barbarie. Sufriendo el sufrimiento de otros a quienes nunca había visto, pero que evidentemente estaban sufriendo más que yo. "Ningún hombre es una isla", dijo Hemingway que dijo John Donne. Tal vez es natural ese sentimiento de solidaridad. Lo que no se ve mucho es que se lo tomen en serio.

Nos unimos en la indignación, llenos de rabia y dolor. Nos unimos especialmente porque teníamos una idea: las cosas pueden y deben cambiar. Y nos equivocamos. Sacamos a un montón de gente a marchar persiguiendo una vida más humana, buscando alcanzar unos niveles mínimos de dignidad. Le dijimos en la cara a las Farc que no aceptábamos las excusas políticas que utilizan para justificar sus actos de barbarie. Pero nos olvidamos de recordarle exactamente eso mismo a todos los otros que intervenimos en nuestra eterna guerra. Y ese olvido "involuntario" fue completamente aprovechado por quienes hoy se unen a las Farc en su empeño por terminar de destrozar el país. Dimos papaya. Y la seguimos dando.

Hoy las Farc siguen siendo las Farc. Siguen matando, secuestrando, haciéndose ricos con el tráfico de drogas. Los paramilitares (como las Farc) siguen traficando, matando y descuartizando, pero además están en el poder, con un congreso y un gobierno a su acomodo. Hay mafias (como las Farc) en el ejército, que matan y desaparecen inocentes a cambio de dinero y distinciones. El Ejército y la Policía (como las Farc) matan indígenas inocentes por el simple hecho de querer abrir la boca, y quedan impunes. Al gobierno (como a las Farc) solo le interesa cambiar la constitución y las leyes a su acomodo para mantenerse en el poder, que le está siendo muy rentable. Este año más que antes los colombianos (como las Farc) tenemos los bolsillos untados de plata del narcotráfico y, mojigatería aparte, no nos importa. Y así un largo etcétera de cómo nuestro país se parece cada día más a lo que odiamos de las Farc. Y nosotros no decimos nada, porque se nos olvidó que No Más Farc significaba algo más que No Más Farc.

Amigos, se nos acabó el año. El Coronel Mendieta y muchos otros siguen pudriéndose en la selva. Ingrid está libre pero nadie la quiere, porque la queríamos libre para que hiciera lo que nosotros queríamos y no para que fuera libre de hacer lo que ella quiera. El mundo está en crisis, y yo miro hacia atrás y pregunto:

- ¿Qué hice este año?

– Hice famoso a un costeño.

Feliz Navidad y que el próximo año sea mejor que este.

Un abrazo,

Benjamin Franklin - "Aquel que sacrifica su libertad en aras de la seguridad no merece ninguna de las dos."

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