26 de enero de 2009

de la Hipocresía - Monólogo

Gil Kopatch, protagonista de nuestra patada de ahogado de hoy, es un cómico Israelí. Después de construir una carrera medianamente exitosa como cómico, hoy en día se ha dedicado a la política. Es una muestra más de aquellos personajes sensatos que se han dado cuenta que los pocos políticos que no generan vergüenza o desconfianza, dan risa (en Colombia también tenemos ejemplos ilustres, como Alfonso Lizarazo y Hugo Patiño, "el Príncipe de Marulanda"*, aunque para mi gusto se han tomado su nueva profesión demasiado en serio).


Nuestro amigo Kopatch es el nuevo líder del partido israelí ALEI YAROK, que se define como un movimiento "humanista, liberal, igualitario, amante y perseguidor de la paz" que lucha por el medioambiente. Entre sus propuestas también está el legalizar el consumo de drogas ligeras en Israel. Tiene planeado presentarse a los elecciones que se llevarán a cabo el próximo 10 de febrero y si las encuestas no fallan en sus predicciones, es muy probable que acceda al Parlamento Israelí. Es nuestro protagonista hoy porque ha puesto este fin de semana en youtube el siguiente video:



En este video Kopatch se sienta ante la tumba de David Ben Gurió (conocido como el "fundador de Israel", pues fue quien oficialmente proclamó la independencia del Estado de Israel en 1948)**. Allí se fuma un cacho (porro) de marihuana/hachís e inicia un diálogo que por razones evidentes (uno de los protagonistas está drogado y el otro- muerto), resulta ser un monólogo:

"Hace mucho que no hablamos, David. ¿Quieres una fumada? Ah... me olvidé que tu sólo fumas cigarros. Sabes?, David, hay más de un millón de personas que fuman esto en Israel. ¿Sabes cuánto cuesta? ¡Muchísimo! ¿Y sabes quién planta este material? Pues Hizbulá y Hamas. Sí, sí, tú como ministro de Defensa, es importante que lo sepas. Con el dinero que ganan compran misiles y Qassams que luego nos lanzan. ¿No es una pena, David? ¿Por qué no es legal en Israel? Si fuera legal, se podrían cultivar aquí mismo en las colinas del Neguev, el dinero se quedaría en Israel y lo usaríamos para fines justos, como por ejemplo subir el salario a los profesores. Es importante.

Claro que entonces la pregunta es ¿qué hará Hamas y Hizbulá con todo el hachís que producen? La respuesta es sencilla: Se lo fumarán, David, y así estarán más tranquilos. Y ya sabes 'árabe bueno es un árabe tranquilo'.

Esta es mi política de seguridad". ***


Tal vez suene cómico, pero definitivamente es un argumento mucho más coherente que el de seguir insistiendo en combatir la droga con métodos represivos.


El año pasado absolutamente TODOS los organismos internacionales (ONU, Unión Europea, OEA, etc.) declararon que los 10 años de guerra contra las drogas han sido un fracaso. En Colombia, la cifra de cultivos ilícitos sigue creciendo año a año a pesar de que el presupuesto destinado a erradicarlos también se multiplica. De la misma manera crece incontrolablemente el daño ecológico ocasionado por quienes cultivan la coca en zonas selváticas (donde están mejor protegidos frente a las autoridades) y por quienes intentan erradicarla con fumigaciones que contaminan nuestros ríos. El dinero y el poder que obtienen las bandas dedicadas al narcotráfico también crece día a día, y tiene en problemas a más de un gobierno (paramilitares y guerrilleros en Colombia, bandas narcotraficantes en México, mafias en Italia, Rusia, España, Europa del Este y un largo etcétera...) El consumo sigue disparado y los consumidores de droga, estadísticamente, cada vez comienzan a hacerlo desde más jóvenes.


Sin embargo, y en contra de lo que muestra la evidencia, nuestro presidente Uribe ha decidido insistir en la represión (ya sabemos que es muy proclive a ella) y ahora propone capturar y judicializar a los cultivadores de coca.**** Se empeña en que es responsabilidad de Colombia el poner la guerra y los muertos en una lucha que nadie más está dispuesto a asumir, aún siendo apoyada de dientes para afuera por la gran mayoría de gobiernos del mundo. Y mientras nosotros destruimos nuestros ríos, selvas y bosques, llenamos nuestras cárceles con campesinos pobres que se han dedicado a sembrar coca porque no tenían más remedio (evidentemente los grandes capos no sufrirán con esta medida), y nos dedicamos a matarnos los unos a los otros, los países del primer mundo seguirán de fiesta, metiendo cocaína servida sobre el asiento de terciopelo del inodoro reservado a la reina Isabel, como sucedió el día de la posesión de Tony Blair como Primer Ministro Británico.*****


Al Presidente Uribe le recomiendo que se siente y se tome un té de coca******, que ayuda a oxigenar la sangre y por consiguiente el cerebro, y en lugar de seguirse dando golpes de pecho (aunque sabemos que le gusta porque últimamente lo hace con mucha frecuencia en los medios de comunicación, por una u otra razón), empiece a defender de verdad los intereses de nuestro país frente a la indiferencia de los otros. Que invite a Kate Moss, Amy Winehouse, Noel Gallagher, Britney Spears y ese sinfín de "personalidades" a quienes les encanta la coca que producimos y de una vez por todas proponga una política coherente: la legalización. Podría incluso invitar al nóvel símbolo de nuestro mundo nuevo y mejor: Barack Obama, quién también ha sucumbido a los encantos de nuestro producto más famoso.

*http://www.colarte.arts.co/colarte/conspintores.asp?idartista=14769

**http://es.wikipedia.org/wiki/David_Ben-Gurion

***http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/26/orienteproximo/1232969849.html

****http://www.eltiempo.com/colombia/justicia/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-4761202.html

*****http://www.elmundo.es/elmundo/2008/09/24/gentes/1222263062.html

******http://es.wikipedia.org/wiki/Mate_de_coca

21 de enero de 2009

Reconduciendo el Camino

“... porque el mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él.”*

No puedo evitar sentirme esperanzado, aún sabiendo que tarde o temprano lo que hoy es motivo de júbilo me generará terribles desilusiones. Es inevitable que esto pase cuando se han generado expectativas tan altas. Sin embargo me uno a la ingenuidad reinante y disfruto, porque después de mucho esperarlo, hoy el mundo a cambiado el rumbo. La primera potencia mundial ha dado un giro de 180 grados: ha cambiado la política del miedo, la uniliateralidad y la imposición por la de la esperanza, el diálogo y el trabajo en conjunto. Espero que en Colombia, ojalá mas temprano que tarde, entendamos y asumamos ese cambio, y reconduzcamos el camino.




Hoy ha tomado posesión como presidente de Estados Unidos un sonriente negro con nombre árabe: Barack Obama. Pero para poder hacerlo, antes se ha tenido que ir George W Bush. Este último pasará a la historia como el hombre de la guerra contra el terrorismo, que irónicamente sembró el terror en el mundo entero. Lo recordaremos por ser amigo de la tortura (el ahogamiento simulado -waterboarding- en Guantánamo, las atrocidades de Abu Ghraib), por el engaño de las armas de destrucción masiva para justificar la invasión de Irak, por la incapacidad para controlar la economía, por el aumento de la brecha entre pobres y ricos, por el nepotismo y la corrupción… Pero sobre todo lo recordaremos por sembrar en nosotros el miedo para justificar sus abusos de poder. Yo personalmente lo recordaré cada vez que tenga que quitarme los zapatos en un aeropuerto mientras mi vecino me mira dudando si soy terrorista o no. Esto cambiará algún día, y yo me quitaré los zapatos por decisión propia, tal vez para mostrar mi inconformismo, como aquel célebre periodista iraquí que debe estar aún recuperándose de las palizas que recibió. Esto tal vez haya cambiado hoy. "Hoy nos reunimos porque hemos escogido la esperanza sobre el miedo, la unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia."* Que así sea. Es la única manera de recuperar la dignidad.

Se fue George Bush, subido en un helicóptero rumbo a su rancho en Texas. Si tenemos suerte, será para no volver. Pero antes de irse premió a sus aliados, aquellos que comparten su visión del mundo, aquellos que siembran el miedo en nosotros para justificar su falta de respeto por las instituciones y las leyes. Le concedió la “Medalla Presidencial de la Libertad” a nuestro presidente Alvaro Uribe Vélez, en reconocimiento a “su compromiso con la libertad, la democracia y las reglas de derecho". Esa misma libertad que se empeñó en cohartar, esa misma democracia que no cesó de debilitar, esas mismas reglas de derecho que no supo respetar. Esta cercanía de nuestro gobierno con ese pasado que quieren cambiar los Estadounidenses da mucho para reflexionar.

Sentimos que al mundo ha llegado un cambio. El nuevo líder del mundo Occidental afirma que "en cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falsa la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales"*. Mientras tanto en Colombia seguimos atados a políticas pasadas. Nos empeñamos en afirmar que todo vale en aras de mantener (reelegir) la política de "Seguridad Democrática". Permitimos al gobierno pasar por encima de la Constitución y las leyes basado en la eterna promesa de acabar con las Farc. Hemos decidido que las balas, las bombas y las recompensas son la única salida a nuestro conflicto, mientras nuestras instituciones más preciadas se debilitan por la pérdida de legitimidad. Nuestras Fuerzas Armadas ya no respetan los Derechos Humanos y hacen alianzas con narcotraficantes, paramilitares o guerrilleros, según sea de conveniencia. Las ramas del poder público han caído bajo el control de uno sólo; el mismo que sentó a sus amigos en todos los órganos de control para cubrir su espalda. El tan preciado equilibrio institucional se ha perdido.

Pero siempre nos queda la esperanza. Nunca es tarde para un cambio. El mundo ha cambiado el rumbo y tal vez nosotros podamos hacer lo mismo. Es hora de aceptar que "los argumentos políticos estériles que nos han consumido durante demasiado tiempo ya no sirven."* Es hora de decirle a nuestro Presidente Alvaro Uribe que "A aquellos que se aferran al poder a través de la corrupción y el engaño, y la represión a quienes disienten, que sepan que están en el lado equivocado de la historia, pero les extenderemos la mano si están dispuestos a abrir el puño."* A las Farc, al ELN, a las Aguilas Negras, a los paramilitares, a "aquellos que pretenden lograr sus fines mediante el fomento del terror y de las matanzas de inocentes, les decimos desde ahora que nuestro espíritu es más fuerte y no se le puede romper; no perdurarán más que nosotros, y los venceremos."* Es hora de que entendamos todos que la historia "...juzgará por lo que puedan construir, no por lo que destruyan."*

Para lograr este cambio colectivo es necesario que cada uno de nosotros busque en el fondo de sí mismo. Que intente encontrar esas convicciones, esos valores, esas virtudes que hacen grande a un ser humano, y por consiguiente a una nación. Es la hora de buscar acuerdos respetando nuestras diferencias ideológicas. "Con viejos amigos y antiguos contrincantes, trabajaremos sin descanso."* Es hora de generar espacio a las ideas nuevas y darle importancia a lo verdaderamente importante. "Construiremos carreteras y puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que alimentan nuestro comercio y nos mantienen unidos. Pondremos a la ciencia en el lugar donde se merece y aprovecharemos las maravillas de la tecnología para aumentar la calidad de la sanidad y reducir su coste. Utilizaremos el sol, el viento y la tierra para alimentar a nuestros automóviles y hacer funcionar nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y universidades para hacer frente a las necesidades de una nueva era." *

Debemos dejar de responsabilizar a la guerrilla de nuestros males. Debemos dejar de señalar al gobierno de ser el culpable de nuestras desgracias. Sin embargo, al mismo tiempo debemos estar vigilantes, exigiéndole "...gastar con sabiduría, cambiar los malos hábitos y hacer el trabajo a la luz del día, porque sólo entonces podremos restablecer la confianza vital entre un pueblo y su gobierno." Debemos ceder un poco en nuestro empeño por obtener el bienestar individual, dejar de lado el egoísmo y pensar en el bien común. "Es la bondad de acoger a un extraño cuando se rompen los diques, la abnegación de los trabajadores que prefieren recortar sus horarios antes que ver a un amigo perder su puesto de trabajo, lo que nos hace superar nuestros momentos más oscuros."

Debemos cada uno asumir la responsabilidad que nos corresponde. Debemos nosotros mismos dejar de aparentar, de mentir, de sobornar, de evadir impuestos, de robar. Debemos como individuos luchar contra la guerra, la corrupción y el asesinato, la cultura del dinero fácil y la tranquilidad con la que aceptamos la pobreza extrema. Debemos hacer respetar nuestras leyes, y respetarlas nosotros mismos por encima de todo. Debemos enfrentar esta guerra ".. no sólo con misiles y tanques, sino con sólidas alianzas y firmes convicciones."* Debemos volcarnos sobre los "valores sobre los que depende nuestro éxito - el trabajo duro y la honestidad, la valentía y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo."*

Sólo asi, aportando y viviendo como individuos lo que esperamos lograr como colectivo, podremos " elegir nuestra mejor historia; llevar hacia adelante ese valioso don, esa noble idea que ha pasado de generación en generación: la promesa divina de que todos son iguales, todos son libres y todos merecen la oportunidad de alcanzar la felicidad plena."* Sólo así, cada uno aportando su granito de arena, podremos darnos cuenta que nuestra nación es "...más grande que la suma de nuestras ambiciones individuales, más grande que todas las diferencias de origen, riqueza o facción."*

"...en este momento -un momento que definirá una generación- es precisamente este espíritu el que tiene que instalarse en todos nosotros."*


Un discurso idealista e inspirador. Propuesta para un cambio profundo en nuestros corazones. La única manera de comenzar por fin la construcción de una nación.


* * *


* Extractos del discurso de posesión de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos de América, recortados y manipulados según la conveniencia del autor de este artículo.

5 de enero de 2009

De la Ingenuidad a la Hipocresía - la Movilización del 4 de Febrero.

Hace un año entré en una vorágine política. La indignación que me produjo el descaro con el que las Farc y sus cómplices juegan con la vida de los secuestrados y los sentimientos de sus familias me llevó a llenarme de valor e intentar hacer algo para, por lo menos, denunciarlo ante el mundo.

Me involucré muy temprano en la dinámica de Un Millón de Voces Contra las Farc, sintiéndola siempre como propia. Era consciente de que mi denuncia era sesgada, que deliberadamente estábamos denunciando sólo a uno de los culpables de la barbarie de nuestro país. Creía firmemente que nuestro aporte era hablarles de frente por primera vez, decirles en la cara que rechazamos profundamente su actuar, y creí que no tendrían otro remedio que darse por aludidos. Era un buen primer paso. Un inicio del despertar de una sociedad que en el transcurso de la historia se había mostrado permisiva e indiferente frente a la tragedia de quienes viven a su lado. Pensé que el 4 de febrero de 2008 marcaba la llegada de una nueva generación, comprometida con su país y solidaria con sus semejantes. Supuse que después de denunciar a las Farc seguiríamos haciéndolo con los paramilitares, los corruptos… No fue así.

Convocamos la marcha y la adhesión de la gente fue vertiginosa. La burocracia durante el día, intentando llegar a más gente y desarrollando la logística del evento, y las discusiones éticas y políticas durante la noche. Discusiones con unas personas a quienes no conocía y aún no conozco, pero con quienes todavía discuto. Muy pocas horas de sueño, mucha adrenalina y una convicción absoluta de estar haciendo lo correcto. De lado quedaron el trabajo y las responsabilidades. Había algo más importante. Cuando empezamos a tomar fuerza, los políticos, renuentes a recibirnos en un comienzo, se fijaron en nosotros. Nuestro muy astuto gobernante se dio cuenta de que esto era un aluvión, y si lo capitalizaba correctamente sería un gran impulso para su popularidad. Por el contrario la ingenua y timorata izquierda, a pesar de contactarlos directamente para pedirles su apoyo, decidió marginarse.


- “Las Farc, políticamente, a quienes más daño hacen es a ustedes, porque impiden un proyecto político de izquierdas legítimo, que no pase por la violencia”.

- “Claro que sí, muchacho. Estoy de acuerdo con lo que me dice. Pero no puedo decirlo en público. Es la posición del partido”.

Y la opinión pública juzgó al Polo Democrático por tibio. Y el gobierno se echó al bolsillo algo que no estaba pensado para ser suyo, porque le debía pertenecer a todos los colombianos. Y los paramilitares nos apoyaron a través de un comunicado, y tímidamente rechazamos su apoyo. Y los políticos inflaron el pecho e intentaron subirse en todas las tarimas a dar sus discursos, cambiaron el color de las camisetas y se pegaron a la convocatoria porque era una buena vitrina. Y los periodistas opinaron y discutieron. Y al final a pesar del ruido fuimos muchos los que marchamos, a lo largo y ancho del mundo, y denunciamos y gritamos. Algunos apoyaron a Uribe, otros pidieron un intercambio humanitario. Otros fuimos simplemente a decirle No Más a las Farc. Una catarsis colectiva. Teníamos que decir algo y quitarnos un peso de encima. Y a muchos hasta ahí les llegó el compromiso.

Ha pasado un año desde que empezó toda esta locura, y yo no me he podido desenganchar. La izquierda convocó su contra-marcha en marzo para visibilizar las víctimas del otro lado, y de paso demostrar lo sesgada que estuvo la de febrero. Siempre viene bien sacarse un clavo. El gobierno los tildó de guerrilleros porque no condenaban la violencia de las Farc. Bajo este raciocinio, ¿somos nosotros paramilitares? ¿Será cierto que esa marcha fue convocada por las Farc? Nunca lo sabremos, ni lo uno ni lo otro. Luego convocó una marcha el gobierno, luego otra Ingrid Betancourt…las repetimos hasta la saciedad, perdiendo cada vez más fuerza. Faltó creatividad.

¿Qué fue lo que comenzamos el 4 de febrero? Aún no lo sé. Solo sé que desde ese entonces el gobierno se ha saltado todas las normas éticas y legales, contando con el total apoyo de su pueblo. Violó el territorio de un país vecino para matar a Raúl Reyes, y muchos nos alegramos. Premió a un delincuente por asesinar y cortar la mano de su jefe, y presentarlo a las autoridades, pero estamos en guerra y todo vale. Liberó a Ingrid Betancourt y a otros cuantos violando los protocolos internacionales de la guerra, pero esto es irrelevante porque fue el éxito militar más grande de la historia de nuestro ejército y no se disparó ni una sola bala. Acto seguido el pueblo condenó a Ingrid al ostracismo porque ella decidió decir lo que pensaba y no lo que el gobierno y su pueblo esperaba de ella. No deja de ser irónico que esta misma cualidad fuese la que nos enamoró de ella en un comienzo; su resistencia digna frente a la injusticia y su valor para defender sus ideas.

Y llegaron los “Falsos positivos”. Una masacre sistemática cometida por miembros del ejército para inflar los resultados de la política de guerra frente a las Farc y mantener al pueblo contento. Y el pueblo sigue contento porque al fin y al cabo los que mataron eran pobres y con muy poca educación, y sus madres no tienen acceso a los medios de comunicación para recordarnos lo grave de esta tragedia, y los números de bajas siguen ahí, y los asesinos no están en la cárcel sino simplemente desempleados, como muchos otros colombianos (estos sí honestos), y los responsables siguen sentados en el Ministerio de Defensa y en el Sillón Presidencial. Al fin y al cabo tuvieron la decencia de decir que sí, que algo había pasado y que iban a investigar. ¿Qué más se les puede pedir? Es evidente que la masacre valió la pena, pues ahora podemos viajar por carretera en vacaciones, cosa que no podíamos hacer antes. Mientras tanto casi dos mil madres siguen llorando a sus hijos y la culpa, evidentemente, es de las Farc por seguir matando y secuestrando.


Pero no todo fue negativo. Fue un año lleno de aprendizajes. Aprendimos que el co-hecho no es responsabilidad de dos sino culpa de uno. Que los paramilitares pueden entrar a la Casa de Nariño (sólo por la puerta de atrás) si vienen a proponer algo por el bien de la patria. Aprendimos que para legislar es necesario hacerlo a última hora, borracho y bajo presión del Ejecutivo. Que estar en desacuerdo con quien gobierna implica ser guerrillero, o por lo menos auxiliador de la guerrilla. Que haber sido elegido con votos ejercidos bajo presión paramilitar no inhabilita a nadie para legislar, y que los que fueron a la cárcel por esto sólo lo hicieron para aprender a cultivar la tierra en tierras urbanas, y estarán libres cuanto antes.


También aprendimos que los narcos, antes de entrar en la cárcel, no son narcos: son empresarios exitosos con un fajo de billetes bajo el brazo con el que pagan todo en efectivo. Y por eso se hacen amigos de Carlos Vives, de las modelos e integrantes de nuestra elegante farándula criolla, y si hacen un gran esfuerzo, hasta de los hijos del presidente más honesto, aunque eso es imposible de comprobar. Aunque es verdad que si estos empresarios llegan a desafiar al presidente en público…esos empresarios ahora sí son narcos, y les cae todo el peso de la ley. Y ya no pueden reunirse con políticos en clubes playeros ni comprar canales de televisión ni financiar referendos. Se hace un operativo gráficamente muy bien documentado - “show mediático”-, se les esposan pies y manos y se les lleva a la palestra pública. La gente los condena antes del juicio, y quienes fueron sus amigos ahora los niegan, tres veces antes de que cante el gallo y mil veces más después de haber cantado. Aunque el gallo a veces no canta porque un buen gobernante ya se ha reunido con él para negociar su silencio.


Y aunque ellos no cantaron, nosotros nos dimos cuenta que al final de cuentas todos somos narcos, como lo dijo un comediante del que muchos se rieron y al que pocos escucharon, hasta que lo mataron. La plata del narcotráfico entra y sale de nuestros bolsillos sin problema, aunque aún no podemos decirlo en público por el temor al qué dirán. Debemos guardar las apariencias y oponernos a la legalización de las drogas, así a más de uno de nosotros, incluido nuestro nuevo emperador negro, le guste de vez en cuando consumir la coca que exportamos. Igual, por muy negro que sea sigue siendo gringo y también él sabrá guardar las apariencias.


Ha pasado un año desde que nos dio por salir a la calle a hacer pública nuestra tragedia. Y hemos aprendido mucho. Los coordinadores de semejante hazaña pasaron de las páginas políticas a las sociales, porque desde un comienzo advirtieron que esta marcha no era política sino de la sociedad. Se lo merecen por su trabajo y dedicación. Porque después del 4 de febrero no se quedaron quietos. Crearon fundaciones que ponen su granito de arena y a la vez nos ayudan en la defensa de la reputación de nuestro presidente, a quien Dios envió a la tierra para salvarnos de la hecatombe, para rescatarnos de las garras del mal (= las Farc). Debemos darle un poco de tiempo porque, a pesar de todos sus esfuerzos y dos períodos presidenciales aún no logra ser omnipotente. Pero en el momento en que lo sea podremos estar seguros de que solucionará nuestras vidas, rescatando a sangre y fuego los secuestrados por las Farc, atrayendo la inversión extranjera de este mundo en crisis que no tiene con que invertir y repartiendo a diestra y siniestra -tal vez sólo a diestra, pero igual da- “seguridad democrática” para todos, así ésta no sea segura del todo, ni mucho menos democrática, y tampoco les llegue a todos.


Ha pasado un año y estamos viviendo una farsa camuflada de “liberación unilateral” por parte de las Farc. Exactamente igual a la que nos sacó a las calles hace un año. Los mismos protagonistas, la misma historia. Yo sigo indignado escribiendo, pensando que algo debe cambiar porque todavía creo que el fin no justifica los medios, que podemos ser gente decente y tener un poquito de dignidad. O por lo menos dejar de ser hipócritas. Sigo abogando porque mis compañeros de marcha abran los ojos y vuelvan a las páginas políticas, a la denuncia y la solidaridad mientras ellos insisten en celebrar el aniversario de "el evento que despertó a la sociedad Colombiana".


Visto lo visto, mi problema es que no aprendo.


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