30 de mayo de 2011

Epifanía

Dicen que los milagros y las revelaciones les ocurren solo a los atribulados y compungidos. A quienes en un momento de la vida se encuentran desesperados por haber perdido el rumbo y no encontrar el camino. Cómo estaré de atormentado y desilusionado con lo que le está pasando al Partido Verde que anoche mi sufrimiento me llevó a experimentar el milagro de la revelación. Para calmar mis dudas y penurias se me presentó anoche, entre sueños, el espíritu de nuestro máximo líder. 

La ironía es que quien vino a mí para sanar las heridas no fue quien yo estaba esperando: no fue aquel que nos mantiene repitiendo mantras en lugar de darnos discursos políticos, el que vive hablando de cosas sagradas que a la mayoria tan poco importan. No fue el maestro -el gurú-  Antanas Mockus el protagonista de esta epifanía. En su lugar vino la cabeza visible de ésta, nuestra iglesia. Aquel maestro del pragmatismo y la realpolitik, campeón del "al son que me toquen bailo", Lucho Garzón.

Estábamos sentados en dos sillones viejos en torno a una mesa baja y austera, de madera -de carpintero-, sobre la cual había solamente dos copas de aguardiente que nunca necesitaron ser rellenadas a pesar de que bebimos de ellas copiosamente. Lucho no estaba borracho, ni yo tampoco, pero el ambiente era lo suficientemente distendido como para tener una conversación política franca y sin tapujos.  Extrañamente estábamos rodeados de niños que jugaban "A la rueda rueda de pan y canela...". No sé si esto sea una alusión a mi creencia de que son las redes ciudadanas y las juventudes del Partido Verde las que construirán un futuro mejor o si su presencia simplemente hace parte del mundo surrealista en el que ocurren los sueños. Pero no me ocuparé de ello. Ya tendrán tiempo los estudiosos interpretadores de milagros para explicar su presencia. Yo simplemente, como profeta eficiente y responsable, me atendré a difundir la sabiduría que me dejó esta revelación de nuestro líder y contaré los hechos tal cual como sucedieron.

Sentado a la mesa, afligido, desorientado, un poco desesperado, pregunté al maestro:

"Por qué con la U? Si usted me dice, vamos a hacer una alianza en Bogotá con el Partido Liberal, con Cambio Radical, tal vez yo no tendría este dolor permanente en el pecho. O si nos vamos con el Polo, o con los conservadores...bueno, con el Polo o los conservadores tal vez sí tendría el mismo dolor, pero...Por qué con la U? Hay algo que no entiendo, Lucho. Acaso qué nos une ideológicamente al Partido de la U para buscarlos con tanto empeño? Acaso qué nos aportan?"

"Votos, mi querido.... Votos." Me contestó - me desarmó- con esa media sonrisa socarrona que a tantas hace suspirar. "Quien no obtiene votos no gana elecciones, y no llega al poder. Así de simple."

"Pero Lucho, y NOSOTROS? Donde queda todo ese trabajo de la gente, ese gran esfuerzo por construir una ideología, un programa, unos PRINCIPIOS?! Donde quedan los sueños de construir un partido político libre de corrupción, honesto y éticamente coherente?" le dije ya algo exaltado. "Acaso no somos diferentes?"

Lucho rió. Completamente distendido, tranquilo, con la enorme seguridad que da la sabiduría, jugando con la copa de aguardiente en la mano, me presentó su revelación. 

"Camilo, no se engañe.  En Colombia no hay partidos políticos.  Cuál es la diferencia entre los liberales, los conservadores, los del Polo, los de la U, los de Cambio Radical, por nombrar sólo a los más conocidos? Hay alguna diferencia en ideología? Conocen sus votantes y seguidores sus programas? Sus propuestas? Le apuesto a que no las han visto ni una sola vez. Hablan de cómo las cumplirán? Tampoco. Acaso el presidente Uribe, por poner un ejemplo, el GRAN ejemplo, no empezó como liberal para convertirse en el más conservador de los conservadores, líder natural del partido de la U pero ejemplo a seguir y a abandonar por Cambio Radical? No va para allá el presidente Santos con la unidad nacional? O acaso la U no gobernó con el Polo en Bogotá? Qué tienen en común estos dos partidos, más que las ansias de repartirse el botín que son las arcas públicas? Porque fueron cómplices, protagonistas del saqueo... así ante la opinión se presenten como grandes contradictores.

Camilo, usted todavía está muy joven y tiene mucho que aprender. A pesar de sus treinta y pocos años todavía es muy idealista y cree que la política y los partidos se construyen en torno a las ideas.  Esto no se trata de ideologías, ni de modelos de desarrollo, ni de construir un Estado más o menos grande, ni de planes a largo plazo. Esto no se trata de socialismo, capitalismo o comunismo, ni de construir partidos políticos ni de ayudar a desarrollar el país para ofrecerle un mejor futuro a la gente. Ni siquiera se trata de combatir el terrorismo. Eso es solo la última estrategia de mercadeo.

Aqui lo que vendemos es promesas.  Decimos lo que la gente quiere oír, y en el momento en que se llega al poder, pues listo!  Nos repartimos lo que haya que repartirse y nos hacemos pasito. Con eso todos pagamos nuestros guardaespaldas y el colegio de nuestros hijos y dejamos tres o cuatro años para que la gente olvide lo que prometimos. Para eso son los guardaespaldas. Por si les da por acordarse y cobrarnos lo que prometimos.

En fin. La estrategia es sencilla: cogemos lo que podemos y le damos un pedacito de la tajada a los otros partidos. Luego en las siguientes elecciones ganarán ellos, les tocará tajada grande y a nosotros nos darán lo que nos corresponde. No hay más diferencia que eso."

Quedé atónito ante la contundencia de sus palabras. De nuevo la media sonrisa y el halo celestial que lo rodeaba, la copa de aguardiente que se llevaba a la boca y la canción de los niños.  A la rueda de rueda... Siempre la misma canción. Una y otra vez. Siempre lo mismo. A la rueda rueda.

Me desperté sobresaltado. No todos los días se tiene una revelación. Busqué el computador y empecé a escribir esta entrada en el blog. Tenía que difundir el mensaje. Y mientras lo hacía reflexionaba - con tristeza y desesperanza - escribía. La sabiduría de Lucho era incontrastable. Su tranquilidad, su seguridad, su contundencia. La historia lo respalda. Hemos vivido gobernados por pícaros vendedores de promesas siempre. No tenemos proyectos a largo plazo. No exigimos proyectos a largo plazo. Nos regalamos al mejor postor, al que hable más dulce y al que nos dice lo que queremos oír, o en determinado caso al que nos ofrece un mercado, un tamal, o un metro que no pudo construir.

Y mientras brotaban las palabras encontré una inconsistencia en su discurso. Si soy tan joven e inexperto, cómo es posible que me haya levantado un lunes festivo a las seis de la mañana a escribir un blog sobre política? Eso solo lo hacen los viejos! 

Y empecé a pensar y a recordar mis otros sueños: la Ola Verde, las redes ciudadanas, los flash mobs, los jóvenes en la campaña, el compromiso de la gente, las conversaciones con los amigos, la indignación, las ganas de cambiar y de construir un mejor país, de hacer planes a largo plazo. Recordé las alcaldías de Antanas Mockus, con sus mimos, sus jornadas pedagógicas y su ímpetu de cambio, que nos contagió a todos. Recordé la alcaldía de Enrique Peñalosa (el que todavía no se había perdido en las redes de la realpolitik) con sus alamedas, bibliotecas, parques y ciclorutas, su día sin carro y su sueño loco de hacer del club del Country un parque público.  No recordé la alcaldía de Lucho. Eso sí habría sido un milagro, pues cuando fue alcalde yo ya no vivía en Bogotá.  En su lugar, decidí recordar esta frase de Eleanor Roosevelt:

"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños".

Yo creo en la belleza de los míos. Y no creo en milagros. El futuro nos pertenece, pero requerirá mucho, muchísimo trabajo.  Un partido político que traiciona sus ideales a poco más de un año de haber sido formado tal vez no sea el camino para alcanzarlos. Un partido político con la fuerza suficiente para obligar a sus líderes a reconducir el camino antes de que sea demasiado tarde merece toda la esperanza.

Esta noche me uniré a la Ola Verde y me le presentaré a Lucho (y a Peñalosa) en sueños, milagrosamente, para ofrecerles esta revelación. Todavía están a tiempo de corregir el rumbo. Ser fieles a los principios será la única manera de ganar la alcaldía. Pero más importante, será la única manera de construir un partido político, de esos que en Colombia no existen.

Espero que ellos sí crean en milagros.



23 de mayo de 2011

Se acabó el Partido Verde, pero La Ola sigue

Hace algo más de un año empezamos a encontrarnos. Miles, millones de personas, en su mayoría jóvenes, buscando un cambio en la política colombiana. Creímos en el programa y el ideal que nos ofreció el Partido Verde en las elecciones presidenciales, y a pesar de que muchas veces se hizo evidente que la Ola era más grande que sus dirigentes, los acompañamos hasta el final. Y los acompañamos porque compartíamos los mismos objetivos, los mismos sueños, pero sobre todo, los mismos principios. Eso se acabó. El Partido Verde oficializó hoy el comienzo de un dialogo programático con el Partido de la U para ir en alianza por la Alcaldía de Bogotá. Y al hacer eso traicionó esos principios que nos unieron. Traicionó a la Ola.

Algunos dirán que esta reacción es demasiado radical y sectaria. Por el contrario, es la única reacción posible frente a tan grande incongruencia. Y es que al interior de la Ola reflexionamos, pensamos y nos preguntamos:

Si "La Vida es Sagrada", como sentarnos a la mesa con el partido político responsable de los Falsos Positivos?

Si "Los Recursos Públicos son Sagrados", cómo vamos a cogobernar con el partido responsable por Agro Ingreso Seguro, el desfalco a la Dirección Nacional de Estupefacientes, el tráfico de Notarías buscando la reelección, entre muchos otros? Cómo nos preciamos de ser honestos por encima de todo, pero nos fusionamos con el partido que apoyó a Samuel Moreno en todas las iniciativas que desangraron Bogotá? (hablo del Partido de la U, que estaba en "Alianza Programática" con el Polo Democrático para robarle a la capital hasta el último centavo).

Si estamos convencidos de que "No Todo Vale", por qué traicionamos nuestros principios por unos pocos votos más?

El Partido Verde traicionó sus principios, y al hacerlo se bajó de la Ola. Pero la Ola sigue.

Este es un llamamiento a la Ola. Esa que hace no mucho tiempo fue la Ola Verde, pero que de ahora en adelante se conocerá simplemente como la Ola. Sigamos juntos. Ha sido una suerte encontrarnos y hemos trabajado muy duro para construir esto. No lo vamos a dejar perder por la falta de criterio de un puñado de dirigentes ciegos de poder. Este es un llamamiento a que sigamos caminando juntos deliberando, pensando, escogiendo a los líderes que nos han de representar. Exactamente eso fue lo que hicimos la primera vez y podemos seguirlo haciendo. Nuestros dirigentes nos han dejado claro que no es tarea fácil encontrar un líder en el cual podamos confiar, pero nosotros también les hemos dejado muy en claro que somos capaces de hacer mucho más de lo que ellos se imaginan.

El de hoy es un golpe duro, y muchos nos sentiremos indignados, desorientados y desesperanzados. Pero no podemos desfallecer. De esa manera ganan ellos. En cambio si luchamos, seguimos juntos y perseveramos, encontraremos en un futuro, ojalá no muy lejano, esa luz al final del túnel.

Por ahora les propongo que nos reconozcamos como miembros de La Ola.  Cambiemos los hashtags de twitter: se acabó la #olaverde y llegó #laOla o la #OlaColombia. Rearmemos nuestros grupos de facebook con referencia a "La Ola". Volvemos a organizarnos, como hace algo más de un año, pero esta vez más fuertes y más convencidos. Seguimos juntos, más que nunca. Somos un monstruo sin cabeza que busca líderes que lo representen. Los invitamos a que nos seduzcan.  Somos el país del futuro que no se resigna a perder frente a la política del pasado.


17 de mayo de 2011

4 de abril de 2011

IMPUNITY

*escrito para Express News UK

El jueves pasado fui al Institute of Contemporary Arts de Londres a ver “Impunity”, un documental de Hollman Morris y Juan José Lozano, que hacía parte del Festival de Cine organizado por Human Rights Watch en esta ciudad. 

Hollmann Morris es un periodista muy conocido en Colombia, polémico, valiente defensor de las víctimas de los paramilitares y con una incansable capacidad de denuncia. Por esta razón ha sido estigmatizado y señalado, acusado, entre otros por el expresidente Uribe, de ser auxiliador de la guerrilla, cómplice de los terroristas y bandidos.

Intentando no tomar partido en esta disputa pero conociendo la imagen de Morris en Colombia fui a ver la película: buscaba un testimonio radical, una acusación extrema y un dedo señalador. Iba sediento de polémica. Sin embargo me encontré con un documental mesurado, terriblemente desgarrador por la neutralidad con que cuenta los hechos. Los documentalistas generosamente se han guardado sus opiniones y han abierto un espacio para que las víctimas y los victimarios, los verdaderos protagonistas, narren su historia. Han dejado de lado la polarización y han construido un documento indispensable para un país que aspira a salvaguardar un mínimo de memoria.

La historia de los paramilitares es ampliamente conocida.  Hace más de 50 años, y paralelamente con el fortalecimiento de los diferentes grupos guerrilleros que iban creciendo en Colombia, se fueron creando pequeñas organizaciones de seguridad privada cuyo fin era combatir y resistir los ataques de los delincuentes de izquierda. Eran organizaciones legales, cobijadas por la ley desde 1968, cuyo objetivo era el entrenamiento militar de civiles con el fin de combatir la violencia guerrillera. Una solución patrocinada primordialmente por políticos, terratenientes, ganaderos, bananeros y multinacionales -principales víctimas de la insurgencia, y apoyada por el Ejército colombiano con el permanente amparo de los omnipresentes norteamericanos.

Con el paso de los años se intensificó el poder, la barbarie y la violencia guerrillera. Igualmente fueron creciendo y volviéndose más poderosos estos grupos de seguridad privada.  Algunos de ellos en los limites de la legalidad  y otros abiertamente ilegales, los grupos de autodefensa fueron creciendo y fortaleciéndose, generando una estructura militar importante y un músculo económico significativo (derivado tanto del apoyo de las grandes empresas como de los enormes caudales de dinero del narcotráfico).

Luego en los años 90, especialmente bajo el gobierno de Ernesto Samper y con el incansable aliento del entonces gobernador de Antioquia - Alvaro Uribe Velez, Colombia le dio otro espaldarazo a este modelo con la creación de las CONVIVIR, grupos de seguridad privada encargados de mantener el orden en regiones apartadas donde no existía seguridad proveída por el Estado.

Llegó 1997, y la Corte Constitucional estableció que es contrario a nuestra Constitución proveer de armas a la población civil para que asuma el papel de control y defensa que debe monopolizar el Estado. La fachada legal de las autodefensas se cayó pero siguieron -cada vez más salvajes- las masacres, las decapitaciones y desmembramientos, las desapariciones forzadas, el desplazamiento de pueblos enteros... la barbarie cuya principal víctima fue y es una población civil desprotegida que se encuentra en medio de la más sangrienta guerra.

“Impunity” desnuda lo ocurrido en Colombia durante el reciente proceso de desmovilización de estos grupos paramilitares, que ocurrió bajo el mandato presidencial de Álvaro Uribe a partir de la promulgación de la ley 975 de 2005, denominada Ley de Justicia y Paz. Un proceso presentado por el gobierno como un inigualable éxito, como un paradigma mundial de justicia y reparación, como el fin de los paramilitares en Colombia.

Morris y Lozano, a través de la voz de las víctimas, de los victimarios, de los impulsores y de los detractores del proceso, han abierto un espacio al país para que hable, para que nos cuente y nos muestre la verdadera historia - esa enorme y terrible realidad que la mayoría de los Colombianos hasta ahora nos hemos negado a ver. Un documento histórico indispensable para ese país de hoy, que poco a poco está descubriendo que los paramilitares no se desmovilizaron: siguen ahí, operando bajo otro nombre. Un referente imprescindible para ese país del mañana, que aspira a salir de este conflicto con un mínimo de dignidad.

La sociedad Colombiana en los últimos años ha adquirido una enorme y maravillosa capacidad para indignarse y rechazar la crueldad de la guerrilla, pero parece haber decidido hacer la vista gorda frente a su contraparte paramilitar.  Es hora de cambiar. Es hora de proveer a todas las víctimas, sin importar quién haya sido su victimario, un mínimo de reconocimiento y un mínimo de dignidad. Es hora de darnos la oportunidad a todos los Colombianos de alcanzar la verdadera justicia y paz que tanto anhelamos, y esto sólo se logrará conociendo la verdad.  Este documental es un paso en esa dirección: la dirección correcta.

Este es el trailer de la película:


23 de marzo de 2011

Qué es la Ola Verde?

- Y al final de esta charla haré pública, hoy por primera vez, mi interpretación sobre lo que fue la Ola Verde en las pasadas elecciones - dijo Antanas al hacer la introducción a su charla "Confianza y Educación: una salida a la Corrupción".



Tengo que aceptar que estaba muy emocionado. Era la primera vez que lo veía en persona después de la campaña verde.  Lo había visto un par de veces antes en alguna charla, hace más de ocho años, cuando todavía estaba lejos de saber la importancia que adquiriría la política en mi vida, aunque en ese tiempo ya sentía una increíble admiración por él y por lo que había hecho con Bogotá. Por fin iba a enfrentar a ese personaje que tanto me inspiró, que me motivó a involucrarme a ciegas en ese "salto al vacío" que fue la campaña verde, que me hizo creer que era posible vencer a la política tradicional armados simplemente de honestidad y buenas intenciones. El mismo que me puso a sufrir en los debates, esperando una nueva metida de pata que siempre llegaba, que me desilusionó con su "no discurso" electoral al terminar la primera vuelta y que me hizo terminar de perder las esperanzas al desaparecer del panorama político nacional después de la derrota electoral de hace casi un año. Por fin me encontré con aquel  “director del departamento de autogoles” de la pasada campaña verde, que tanta admiración me produce.

Transcurrió la charla, maravillosamente Mockusiana - llena de argumentos, anécdotas, enseñanzas, teorías, y al mismo tiempo imposible de seguirle el hilo porque comenzaba a decir una cosa y terminaba en otra, se perdía una y otra vez entre filósofos, mimos, historias bogotanas e irreverencias, mientras los asistentes, oscilando entre la concentración absoluta y algunas risas nerviosas, nos entregábamos por completo a su carisma, a su honestidad y transparencia, a su fragilidad y a la voz entrecortada cuando contaba una anécdota que lo emocionaba. 

Por fin llegó la hora del análisis de lo que fue la Ola Verde. Mi conclusión, después de oir lo que tenía por decir Antanas y no encontrar ninguna respuesta, es que tal vez él aun no está seguro de cual fue y es el papel de la Ola Verde, del Partido Verde y sus dirigentes, ni tal vez del suyo propio como líder de todo esto en el contexto actual Colombiano.

Tal vez no encontré las respuestas que buscaba, pero para mí asistir a esta charla y cruzar un par de palabras con él (además de tomarme la foto para la posteridad - y para alegría de mi esposa) fue una oportunidad para preguntarme exactamente esto que Antanas no supo o no quiso explicar:

Qué es la Ola Verde?
Por eso decidí escribir esta patada de ahogado...para aventurar una teoría al respecto del papel y el significado de Antanas, del Partido y de la Ola Verde para nuestro país. Una teoría incipiente, gestada en un pub, hablando con los amigos, en torno a un par de cervezas, pero que quisiera discutir con ustedes.  

En este contexto informal me vino el recuerdo de los días de elecciones (primera y segunda vuelta). Las mesas de votación organizadas en el perímetro del salón, divididas por número de cédula ascendente (o descendente, depende desde dónde se mire), lo que implicaba que los más jóvenes votaban en un extremo y los mayores en el otro. Recuerdo que en las mesas más jóvenes se votaba con una gran sonrisa en la cara, emocionados, con gusto e irreverencia: Era una fiesta (democrática). En el otro extremo se votaba con seriedad y aplomo; se sentía la responsabilidad histórica de elegir el próximo presidente. Era una contienda (democrática también) No fue de extrañar que en las mesas más jóvenes barriera el candidato verde, mientras en las mayores los resultados fueran más parejos (de todas manera en Londres, al igual que en el resto de Europa, ganó ambas vueltas el Partido Verde con más del 50%. Qué tendrá la distancia que nos permitió soñar?).   Recordé también los días previos,  las camisetas, los flash mobs, los volantes, la ilusión, los “No Todo Vale”, “La Vida es Sagrada” y los “Recursos Públicos Son Sargados”..pero sobre todo recordé un eslogan pegajoso y persistente: 
“Mi Profesor: Mi Presidente”
Comprendí por qué cuando me dirigí a hablar con él después de la charla no le llamé Antanas. De mis labios brotó la palabra “profe”, a pesar de no haberla usado nunca antes al referirme o dirigirme  a él. Era la única palabra posible -“profe”.
La Ola Verde no fue un fenómeno electoral pasajero. La Ola Verde fue el comienzo de un cambio cultural profundo en la juventud de nuestro país, liderado, como no,  por “un profe” . La Ola Verde fue el nacimiento público de una juventud que está dispuesta a jugársela por la honestidad. Una juventud anónima que le apuesta a la educación, a la esperanza, a la lucha frontal contra la corrupcion, el verdadero cáncer que está matando a nuestro país.
Esta nueva juventud no está representada por Tomás y Jerónimo Uribe, ni por los primos Nule - símbolos nuevos de una generación obsoleta que se compró el discurso de la desesperanza y los viejos vicios. Esta nueva juventud es la de miles de anónimos que salieron a las calles en las pasadas elecciones armados de girasoles, cámaras de video y camisetas verdes, cantando, bailando y luchando por la vida, la convivencia, la cultura, el respeto, la integridad. Es la juventud que se da el lujo de creer que el hombre fuerte que necesita su país es uno capaz de llorar al dar sus discursos.

La Ola Verde es la nueva juventud, convencida de que la Confianza y Educación son la salida a la Corrupción". Y Antanas Mockus es su líder inspirador.
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Vuelta al pub:

“Colombia no estaba preparada para un presidente como Antanas. Es más, creo que en cincuenta años Colombia todavía no estará preparada para un presidente como él. Es una lástima, pero el tipo está demasiado adelantado a su tiempo” me dijo uno de mis grandes amigos y mayores contradictores (en cuanto a fútbol y política).

Yo creo que hay hombres destinados a pasar al olvido. Otros estarán destinados a ser presidentes (con frecuencia son los mismos que los anteriores). Pero hay otros que están destinados a cambiar el rumbo y la historia de un país. Y estoy convencido de que entre estos últimos está Antanas Mockus.

Apostémosle a esa nueva juventud, que en tres, en siete, en once o en quince años ya seremos mayoría a la hora de votar y decidiremos quién llega a ser presidente. Es hora de comenzar por estructurar las JUVENTUDES VERDES.

Esa es mi apuesta - la Ola Verde hasta ahora nace, en unos años seremos mayoría y le vamos a cambiar la cara al pais. Cuento con Antanas para liderar este cambio, y él ya sabe que puede contar conmigo para apoyarlo....

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