El Niño con el Pijama de Rayas (la película) se estrena en Colombia el 19 de enero de este año. Una historia oscura y profundamente retadora, especialmente en los tiempos de guerra que vivimos hoy (hemos vivido siempre?) en nuestro país.
Es la historia de Bruno, el pequeño hijo de un alto oficial Nazi cuyo padre es trasladado desde Berlín a una casa en medio de la nada con el fin de tomar las riendas de un campo de concentración. La crueldad e insensatez de la guerra es vista a través de los ojos de un niño. Nada más desgarrador. Nada más apropiado para ayudarnos a confrontar nuestros propios demonios. Excelente fotografía y ambientación, muy buenas actuaciones, inevitable soltar una que otra lágrima (o no parar de llorar, dependiendo de la sensibilidad de cada quién). Vale la pena seguir con especial atención, aparte de la historia central, la evolución de la madre de Bruno, interpretada por la bellísima Vera Farmiga. Un ama de casa común y corriente, esposa, madre. Su encuentro paulatino con la barbarie de la guerra es una obligada referencia. Su visión tal vez se asemeje más de lo que quisieramos a nuestra propia visión del conflicto en Colombia: Algo casi lejano, música de fondo. Pero todo eso cambiará.
El trailer...
El trailer...
...y una pequeña reflexión. Después de ver la película es inevitable llenarse de preguntas.
- ¿Qué tan factible es seguir haciendo la vista gorda ante la injusticia y los atropellos cometidos en nuestro país? ¿Será posible que mi indolencia y mi indiferencia estén colaborando activamente al recrudecimiento de la guerra en nuestro país?
- ¿Qué tan cierto es eso de que "A mi la guerra no me ha tocado de frente, y espero que nunca me toque"?
- ¿Qué tan posible es seguir cuidando estrictamente de lo mío, sin importar lo que le ocurre a los demás, y esperar que las cosas mejoren?
- ¿Será justificable el sostener que el asesinato de un inocente es un "error" de la política de seguridad democrática, pero que esos "errores" son asumibles en aras de la construcción de un país mejor? ¿Hemos pensado lo que deben sentir las familias de esos "errores"?
Quienes un día salimos a marchar en contra de las Farc, señalándolos explícitamente como uno de los responsables de nuestra tragedia, estamos perdiendo la legitimidad adquirida por el apoyo popular si no somos capaces de levantar la voz contra todos los tipos de injusticia en Colombia, vengan de donde vengan. El denunciar a las Farc no implicó en su momento (ni lo implica ahora) ser paramilitar o Uribista. Ni siquiera implica tener convicciones políticas de derecha. Simplemente fue denunciar la barbarie de un grupo que se escuda en un carácter político inexistente.
Bajo esta misma lógica, el denunciar los desmanes del gobierno o las actuaciones de grupos paramilitares aún existentes no debe implicar apoyar a la guerrilla. Todo lo contrario. Es nuestra responsabilidad. Es absolutamente necesario no enceguecernos con la visión de un país mejor, ni buscarlo cueste lo que cueste. Es la única manera de mantener legítima nuestra lucha que, a mi modo de ver, es la lucha por el respeto a la vida y a la dignidad.
Y para quienes aún no han dicho nada, sobre lo uno o lo otro (que al final es lo mismo), nunca es tarde para comenzar.
Que disfruten la película.
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